lunes, 29 de noviembre de 2010



La escarcha
se derrite
len
ta
men
te

entre tu piel y la mía, en un jugueteo entre sombras. Hace frío pero no importa, nos autoabastecemos con calor corporal al unísono. Llueve, llueve, llueve, casi nieva. Gotas que caen -incesantes- hasta postrarse en tu cuero cabelludo, empapándolo
len
ta
men
te
Mientrasa te observo, de forma incrédula, aún creyendo que todo fue un pasaje onírico de las noches entre semana. Pero no, NO! Es real. Eres luz en mi oscuridad.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Y si te vas vuelvo a perderme entre caladas



Tan distante que me abstengo de que el mundo se caiga a pedazos. Me canso de luchar, me canso de ser siempre la que acabe sufriendo por miserias sinsentido. Cuando la apatía llega a tal grado de complejidad que es difícil distinguir el placer del dolor. Sumergida en una neutralidad absoluta y diáfana. Entre el polvo y la ceniza aún puedo encontrar un recuerdo helado al que aferrarme hasta que se derrita, y no quede nada. Será entonces cuando todo acabará, se apagará la luz incandescente de mis ojos castaños, solo quedará el refugio entre las melodías del pasado.
~
Ella dormía, acurrucada en un rincón de la paranoia. No conseguía distinguir la realidad de la ficción hasta que de repente todo lo que construía su universo se desmoronó con la primera luz del alba. Cuando un incidente rayo de luz apareció en el horizonte descubriendo tras suyo el mundo que había estado oculto en la oscuridad. Se encontró sobre un bidón oxidado, entre la niebla de lo que se asemejaba a un extenso pantano.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Once upon a time



Recuerdas aquel cálido rostro? Chispeante de felicidad, sin agonía alguna... Quedó ya muy atrás en el tiempo, olvidado en un camino empedrado, como los de antes. Donde antaño pasó una carroza tirada por tres corceles negros, aguardando dentro quien sabe qué eminencia. Al fin y al cabo, solo es un sentimiento ligado a la ignorancia que tarde o temprano se acaba perdiendo. Mucho tiempo ha pasado desde la última vez que plasmé mi mente en este rincón desdichado, nacido de la necesidad involuntaria de expresar aquello que no me atrevo a decir a la cara. De vomitar aquello que el valor me impide. Han pasado tantos meses en los cuales a retazos he vuelto a ser la chiquilla que era antes de que todo esto pasara, he reído, he llorado hasta desfallecer, me he emborrachado, me he ahogado en caladas,... Todo para poder olvidar, para lograr reconducir mi vida de una puñetera vez por todas y salir de este malido infierno. ¿Y qué me encuentro ahora? De nuevo entre las sombras, otra vez encerrada en la paradoja de que suceda lo imposible y entonces otra vez comidas de cabeza, el trasfondo de mi mente que no calla en la medianoche. Deseando que aquella noche jamás hubiese terminado y no haber subido a aquel cercanías de regreso. Maldigo el momento en el que las varillas del reloj aceleraron simuláneamente su paso mientras nos perdíamos en la noche, bajo el manto helado de la luna llena; desdibujando tu sonrisa entre la opacidad de tus rizos. Mirándome tras los cristales de esas gafas tan tan... Indescriptibles que me hacen elevarme hasta las nubes al divisarlas a lo lejos. Ojalá el miedo no me impidiese gritar desde lo alto de un precipicio que por ti, amor, dejaría que mi aliento cesara.