lunes, 28 de febrero de 2011

Bleh







Me da igual lo que hagas, me da igual lo que digas,me da igual lo que pueda pasar, me da igual lo que pienses de mi, me dan igual las mentiras que digas, me dan igual las verdades que escupas, me da igual lo que me ignores, me dan igual las sonrisas que pintes en tu cara, me dan igual los días que se tiñan de gris, me dan igual los vasos de wishkey que rompas, me dan igual los cigarros que se consuman en tu boca, las canciones que ericen tu pelo, me da igual las cadenas que cuelguen de tu cinturón, me dan igual las manchas de café por las mañanas, me dan igual las resacas insoportables. Me das igual.
Porque no pienso preocuparme de nada :)

No importan las caricias, los besos a escondidas, las miradas que asesinan, los gestos aglutinados en la cama. Todo quedó atrás.

domingo, 20 de febrero de 2011

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Bajo la trascendentalidad de nuestros actos solo se esconde un sin fín de preguntas sin respuesta, misterios que requieren unos conocimientos que jamás alcanzaremos. Tan pequeños que tansolo nosotros mismos somos conscientes de nuestra existencia. Nada más.

martes, 15 de febrero de 2011

Nothing




Con-fusión, un torbellino de momentos y emociones que se aglutinan. Nebulosas mentales, polvo estelar de recuerdos que nublan y emborronan mi mente. Necesito un cambio YA! Quiero desaparecer, me siento encerrada en esta ciudad mediterránea donde no hay más que humo, estepas asfálticas que no me dejan ver mas allá de cinco metros en adelante. Quiero noche, cielos estrellados, tormentas al amanecer, despertar con un puñado de sonrisas bajo el cojín y que se apague de una vez este caos que me absorve. Equilibrio me hace falta, un sinfín de libros que devorar, melodías que se mezclen con un paseo por el monte o por la costa, tanto da.

domingo, 13 de febrero de 2011

miércoles, 2 de febrero de 2011

París, mon amour


Cogió un avión, con el libro bajo el brazo y sin maleta, tan solo con lo puesto. Se fue en busca de algo que el mundo ya no le podía ofrecer. Buscaba un amor de ensueño, ilusiones que vencían a su super yo. Aterrizó con lágrimas en los ojos en Charles de Gaulle y con sprints consecutivos sobre unos tacones de charol recorrió los veintitres quilómetros que le separaban del centro de París. Callejeó por el casco histórico pasando las hojas de la historia que le había llevado hasta allí, examinando cada rincón hasta encontrar todas y cada una de las calles descritas por Cortázar. Ese relato con título de juego de niños, pues la vida no es más que eso. Deseando encontrar el club en el que ser reunía la Maga con los suyos, mucha literatura, humo y vodka por doquier. Creando en su cabeza un millón de reflexiones que poder contrastar con Oliveira, el argentino aquél que le hizo suspirar desde el papel. En cada sala de conciertos esperaba escuchar el sonido del piano que sonó en la tarde lluviosa, ese aguacero fatídico que empapó las calles de porvenir. Enloqueció al ver en una pequeña calle peatonal un viejo artista callejero tocar el acordeón, regalaba sus lastimeras canciones al mundo por un par de monedas que le permitiesen comprar la cena de esa misma noche. Entonces ella lloró. Sus lágrimas golpearon el suelo francés, desengañada, al darse cuenta que jamás tendría un destino Poulain. Ni bailaría un vals d'Amélie, ni encontraría un chiflado que coleccionase fotos viejas de carnet que la gente deshechara, ni fundiría su mano en las legumbres del tenderete de al lado, ni conocería siquiera a un hombre con los huesos de cristal.