lunes, 21 de noviembre de 2011

Where has gone all your dreams?



Cómo disfrutamos algunos del dulce néctar que Morfeo nos ofrece cada noche. Las maravillas del mundo onírico nos aprisionan. Hoy por hoy, es demasiado tentador el acceso a un mundo plenamente nuestro. Por muy lleno de ilusiones y efectos ópticos ¿quién no desearia quedarse dormido para siempre? Un eterno paseo entre luciérnagas transformando lo racional en irracional y viceversa. Pero cada mañana, sin cesar, una tras otra nos arrebatan una de las pocas libertades que nos quedan. Sí, señoras y señores, el unico vergel donde las cuerdas de guitarra germinan bajo tierra. Donde crear átomos a tu antojo fuera una tarea diaria e irse de copas tras la Via Láctea sea la opción más aburrida.
Pero no. Esos nos son los sueños de los que voy a hablaros. Quiero que os fijéis en esos que están a nuestro lado incesantemente. Los que se esconden detrás de la puerta cuando salís de casa y precisamente los que olvidáis cuando menos os conviene. Oh si, por supuesto. Los sueños no se persiguen, ni se buscan, dejan la casualidad en manos de otros y se agarran a la sombra que te acompaña en la vereda.