martes, 16 de agosto de 2011

Smells like teen spirit.



Te llamaré afortunado sólo si consigues llegar a los 70 viviendo con la misma intensidad con la que se viven los 17 años. Es de locos, lo sé, pero hace mucho tiempo, casi casi antes de nacer le prometí a alguien que no volvería a hundirme. Que viviría cada instante a lo "carpe diem" en lugar de estar siempre lamentándome en un "tempus fugit" constante. Al fin y al cabo no son los años los que definen a una persona sino la inversión de ese tiempo y la forma en que se afrontan.
Misteriosamente, no hemos dejado de luchar ni un solo segundo contra las varillas de ese tiempo inquebrantable que nos oxida dia tras dia. ¿Por qué? Si solo somos átomos, compuestos orgánicos. Nos creemos el centro de una existencia antropocéntrica, estamos demasiado cegados por un ego que simplemente se desvanece cada vez más. La carne de hoy será pasto de los gusanos mañana y nadie ni nada va a poder cambiarlo por mucho que alarguemos nuestra esperanza de vida. No somos ni siquiera una mota de polvo en una playa quilométrica y esta ceguera nos destruirá tarde o temprano. Live fast, die young. Aprovecha cada una de tus bocanadas de aire porque un dia cerrarás los ojos y a la mañana siguiente solo quedarán tus huesos olvidados en cualquier cementerio de ciudad. Recuérdalo y acéptalo antes de que sea demasiado tarde.

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