sábado, 23 de junio de 2012

Indefensos

Cada cierto tiempo siempre ocurren cosas que te recuerdan que ninguno de nosotros tiene totalmente las riendas de sus vidas. Que cada acto, cada deseo, cada pasión va inevitablemente atado a un contexto que la mayoría de veces, más que ayudar, entorpece. Por mucho que seamos dueños y señores de nuestras decisiones, todo lo que nos rodea condiciona cada acto, cada mirada, cada bocanada de aire. Es esa pequeña parte de azar la que determina el rumbo que tomarán las cosas, la que pone el punto final a cada etapa. Aquello que escapa de nuestras manos, lo inalcanzable, es lo que pone cada cosa en sus sitio y una vez más nos sonríe desde las alturas jactándose de lo insignificantes que somos.

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