miércoles, 6 de abril de 2011

Soñadores de alta mar




Todas las noches al apagar la pequeña luz de aceite que alumbra las paredes de mi habitáculo vuelve. Vuelven los años en los que la infancia y su ignorancia hacian más llevadera la vida en la chabola del puerto pesquero. Entre lágrimas saladas, como el mar.
Las 00:00 en una playa alejada del Báltico, su arena, el sonido de las olas irrumpiendo en la costa susurrando tu nombre, ahogándote en sus aguas. Esperando una ausencia que no haga más que marcharse a todos lados buscando ningua parte. Y en el fondo, un firmamento en el que se divisa la sospecha de tus labios sobre la cubierta de un antiguo bergantín británico. Con su silueta recortada en el horizonte, hizando las velas mas allá de los mares del sur. Y poco a poco ver como tu enjambre enmarañado de pelo se aleja y se enreda en el cordón de tu blusa blanquecina. ¿Recuerdas cuando soñábamos con viajar con los viejos bucaneros del pueblo? A surcar los mares, a buscar la libertad que tanto nos faltaba, y el ron, y los toneles de manzanas, y los mendrugos de pan, y las noches en vela entonando canciones de piratas, y comprarnos un loro al que enseñar a hablar, un pañuelo atado en la frente y finalmente, en lo alto de la proa gritar un sonoro "Yoho, yoho!"

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