domingo, 3 de abril de 2011

Un reloj de arena.



A pesar de los esfuerzos que gastamos impunemente a aferrarnos a un pasado que es tan solo una ilusión, el tiempo continua escapándosenos. Sigue oxidando recuerdos, personas, momentos, sueños, sentimientos,... Va construyendo una coraza de aislamiento, un bunker que poco a poco nos aleja de esa humanidad de la que estamos hechos cuando nacemos. Llamadle humanidad, llamadle inocencia. Tarde o temprano acabará por desmoronar toda la realidad de cada uno de nosotros. Acéptalo.

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